Lo primero que debemos tener en cuenta es que al cortar o esquilar
a nuestro caballo estaremos haciendo algo que en principio es totalmente
antinatural. El pelo del animal nace y crece con una función importante:
salvaguardar al individuo del frío durante el invierno y mantenerlo
caliente durante el verano.
A pesar de eso, el esquilado de un caballo es algo habitual y necesario
en muchos casos, de los que luego hablaremos.
Sea como sea, siempre deberemos tener en mucho cuidado a la hora
de realizar cortes adecuados, no pasándonos nunca de lo marcado
para cada raza.
Esquilar es, sin dudas, una tarea que nos llevará largas horas y
para la que se requiere paciencia; en este artículo intentaremos
comentar los puntos más importantes de esta actividad que sin duda
le facilitarán la labor.
Existen múltiples razones por las que un caballo debe de ser esquilado;
todas ellas son de gran importancia:
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El animal bien esquilado trabajará mejor, sin el estrés
que sin duda le produce el pesado pelaje.
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La no presencia de pelo evita el sudor, y todos los
problemas que éste puede originar; entre ellos y como uno de
los más importantes, el frío: la gruesa capa de pelo retiene
el sudor y tarda mucho tiempo en secar, lo que sin duda puede
causar enfriamientos cuando las temperaturas son bajas.
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Razones higiénicas: las zonas cercanas a heridas deben
encontrarse perfectamente limpias de pelo, para evitar cualquier
tipo de infección.
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Razones estéticas: un caballo bien esquilado resulta,
sin lugar a dudas, mucho más estético.
Cada una de estas razones por sí misma resulta más que de peso
para decidirnos a esquilar a nuestro animal.
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