La máquina de esquilar es, sin lugar a dudas, el elemento principal
del equipo que precisaremos para esquilar a nuestro caballo; aunque
no el único, puesto que además deberemos disponer de otros productos
como mantas, vendas de descanso, cepillo, esponja, raspeta...
La máquina suele ser eléctrica; dentro de las cuales existen gran
cantidad de diferentes modelos que se comercializan en el mercado.
Como con cualquier aparato eléctrico hay que leer previamente y
con atención todas las instrucciones y comentarios realizados por
el fabricante. En las máquinas de esquilar es imprescindible que
prestemos especial cuidado con los tipos de cuchillas que deben
ser utilizadas así como el método de fijación de las mismas.
Sin lugar a dudas la cuchillas son el elemento principal de la
máquina y éstas deben encontrarse siempre en perfectas condiciones;
decantarse por cuchillas no aconsejadas por el fabricante, simplemente
porque resultan algo más económicas no es una buena idea.
Resulta fundamental controlar que la máquina se encuentre perfectamente
limpia antes de proceder a esquilar a nuestro animal, lubricada
y funcionando correctamente. Para lubricarla utilice aceite de máquina
y cepille los dientes de las cuchillas con la máquina siempre en
marcha.
Ponga cuidado en que la tensión de la tuerca de ajuste sea la correcta:
para ello fíjese en el ruido que realiza la máquina; si es bajo
y forzado será porque esta tuerca se encuentra demasiado tensa y
por el contrario si el sonido resulta alto y rápido será porque
está demasiado floja.
Antes de comenzar a esquilar debe comprobar que tanto el cable
como la clavija se encuentra en perfectas condiciones. Y mientras
está esquilando deberá evitar que el animal pueda morder o pisar
el cable ya que puede correr riesgo de electrocutarse.
Cada cierto tiempo a lo largo del proceso del esquilado vigilaremos
el estado de las cuchillas, poniendo cuidado en que no se caliente
demasiado. En caso de que observemos un calentamiento excesivo pararemos
la máquina y la dejaremos enfriar.
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