No cabe duda de que la cabeza es una de las zonas más comprometidas
a la hora de esquilar a nuestro animal. No sólo supone la necesidad
de saber las formas concretas en que debe producirse cada corte,
sino que además debe ponerse muchísimo cuidado evitando que un movimiento
repentino del caballo pueda producir una herida que, sin dudas,
será peligrosa.
Los pasos a realizar a la hora de esquilar la cabeza son
los siguientes:
-
Comenzaremos desde el surco de la barbilla hasta la garganta.
Aquí notaremos como el pelo nace en diferentes direcciones.
-
Continuaremos con las mejillas, poniendo especial cuidado en
las zonas de hueso, en las que esquilaremos con suma suavidad
para reducir al máximo la vibración.
-
Pasamos a la zona frontal, comenzando entre los ollares y terminando
en los remolinos de la frente, esquilando con sumo cuidado,
sobre todo alrededor de los ojos.
- Seguimos por la frente, por encima de los ojos y la base de
las orejas.
Muchos cuidadores optan por no realizar un esquilado completo del
animal, pasando a otro tipo de cortes, seleccionado en función del
tipo de trabajo realizado por el caballo.
Podemos hablar de los siguientes cortes:
-
DE CAZA: debido al trabajo que realizan los caballos
de caza, son esquilados por completo a excepción de las patas
y de la montura. El motivo es evitar los numerosos cortes y
golpes que puede recibir en las extremidades, y en el caso de
la montura, hacer que actúe como sudadero. Para ello se esquila
al caballo con la montura puesta.
-
EN MANTA: se trata de dejar la forma de una típica manta
de invierno en el dorso, los riñones y la grupa del animal.
No debemos pensar que este tipo de esquilado evita que el animal
pase frío, puesto que no es así.
-
CORTE SEÑALADO: el corte puede ser de diferentes formas
(alto, medio, bajo, muy bajo...); adaptándolo a las zonas en
las que más suda cada ejemplar. Este tipo de corte se usa tradicionalmente
en caballos de enganche.
|